Dime algo sucio

Por lo mismo por lo que aspiraba el humo de los porros de mi padre, escondido tras el sofá, sin que quedara maría en el aire que fumarse pero tragándome hasta el fondo esa infantil sensación de estar haciendo el mal. O por la misma cosa por la que te sigo llamando de madrugada, a pesar de que luego no pueda dormir; por eso por lo que quiero saber cómo te lo hizo, si se corrió rápido o si supo morderte. Si te agarró bien el culo. Aunque me cabree. Aunque luego llore mientras me pajeo pensando en ti. En fin. Por esa misma razón por la que sigo escribiendo aunque baste entrar a internet para saber que hay millones mejor. Por ese mismo motivo por el que tengo una relación de coqueteo con esa chica mala que son las drogas, sin saber decir que no; por eso por lo que repito "estoy perdido" y vuelvo a decir sí una vez más, fumando marihuana siempre que tengo ocasión. Por eso por lo que volvería a besarte aunque ello signifique romper el futuro, sentenciar el final. Porque siempre pega resaca, con el éxtasis no hay morosos. Todo el mundo sufre por su dosis de alegría. Y sí, volveré a decir sí a todos esos rechazos. Porque no estamos aquí ni para luchar ni para sufrir; porque sí, joder. Eso es lo que quiero decir cuando voy borracho y te repito una y otra vez "fuck la mierda", sabiendo que es ridículo, disfrutando de hacer el gilipollas sin querer irme hasta que enciendan las luces y suene la última canción. Aunque nos queramos morir. Y sí, ya sé que no va a pasar nada. Nada. Pero ahí estaré, por eso mismo por lo que me río cuando sé que no hay nada más que esperar. Que esto es todo, gilipollas. Por eso por lo que le digo a la gente que no se confunda, que claro que es malo, pero que tienen que probarlo. Porque me gusta ver vibrar tus tabiques nasales esnifando hasta el alma el sonido de los altavoces, poniendo tus neuronas a bailar hasta desfallecer exhaustas de speed. Porque no quiero imaginarme a los cuarenta o cincuenta sin haberme hecho daño, aunque cada día tenga más ganas de decirte adiós. Te odio, que lo sepas. Sólo que no me lo creo ni yo, que únicamente me parece bueno aquello a lo que te puedes enganchar. Te quiero, te quiero. Y quiero hacerme aún más cicatrices para saber qué se siente, aunque sepa que cada vez nos acercamos más a picarnos la vena. Porque da miedo. Porque ya no sé en qué día estamos. Porque en el límite no hay tanta diferencia entre ser un yupi o un yonki o un idiota enamorado. Por eso por lo que no me importa dejarlo todo para irme contigo, pues para mí no hay nada que perder. Y ahora sonríe, venga. Por esa misma razón por la que más disfruto cuanto más claro me queda que es feo. No quiero a esa tan mona que me proporciona estabilidad, quiero que me acompañes a robar. Y si suena la alarma escuchar qué hablas con el tío ese que te tiras, porque si me para la policía y me pregunta por qué por qué por qué les diré que no me arrepiento, que de tener la oportunidad me dedicaría al terrorismo. Porque me gusta ser un fracasado. Porque me encanta disfrutar de todo y hasta de lo puto peor, porque me gusta bailar como sólo los comemierda se pueden mover. Por eso por lo que me empalmo al meterte la lengua en el culo. Dime algo sucio, vomítame pájaros de colores. Pégame. Tírame a la cara El principito. Tanta idiota y sólo me engancho a las que muerden al chupar. Pues bien: arráncame la polla con los dientes mientras sonreímos al fin del mundo. 

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